Feria del Libro de Madrid 2011
Ha sido como esperaba que fuera. O mejor, como quería que fuera. El tiempo magnífico, la gente relajada y amable, la caseta bien situada, la compañía grata. Estuve el sábado y el domingo hasta media tarde, porque mi tren salía a las ocho y media. Y, en sólo día y medio, casi no paré de firmar, de conversar, de escuchar… Disfruté como nunca y Sedom fue saliendo de la caseta, poco a poco pero sin parar, marchándose de mi lado en la mano, en la bolsa de papel o en el bolso de la gente. Y yo feliz, porque imagino a esa gente en su cama, su sofá o su árbol del parque con Sedom en el regazo y los imagino sumergidos en las vidas de Andrzej y Yoel, sufriendo y riendo con ellos, bailando el Vals triste de Sibelius con ellos, disparando con ellos …amando con ellos.
Y eso, justamente, es lo que yo soñaba mientras escribía Sedom. Ni más, ni menos.
Gracias a todos los que os habéis acercado a Sedom, la habéis cogido en vuestra mano y me habéis dicho: Sí, me la llevo.
Gracias.

Inolvidable, Sedom y yo en la Feria del Libro de Madrid