A toda esa gente guapa
Estos días estoy como en una nube. Y no precisamente porque se me haya subido la gaseosa a la cabeza o el estrés a la garganta, que también, sino porque estoy maravillada de cuánta gente guapa hay en la vida real.
Desde hoy y para siempre, cada vez que oiga eso de «la gente guapa» pensaré en cierta gente.
Gente que me rodea, gente que está lejos y no puedo sentir más cerca. Gente normal pero absolutamente especial.
Compañeros de trabajo con los que comparto jornadas duras cada día, que cuando llego al curro en el cambio de turno, me dicen tan sonrientes como cansados que cogerán el día libre para poder ir a la presentación. Gastarán un día de descanso. De SU descanso. En un trabajo cansado y donde cada día libre es como una piedra preciosa. Me emociona como no lo haría una sesión intensiva de Los puentes de Madison.
Amigas de internet que, aún estando en sitios lejanos, siento tan cerca como si estuvieran en el Parque de Labordeta aguantando el cierzo conmigo y sonriéndole al sol zaragozano, hablando de literatura, sueños y locuras mientras tomamos unas cañitas con olivas negras de Aragón.
Gente que se ha volcado a darle al botón de «me gusta» en facebook porque yo se lo he pedido, para que la página de fans empiece a rodar con un poquito de ayuda. Así son las cosas, supongo que Angelina Jolie o Belén Esteban ya no tienen que recurrir a los amigos. Pobres…
También esa gente que no conozco de nada y, asimismo, le da al botón de me gusta o me deja un comentario, siempre cariñoso, en el facebook o aquí. Será porque soy novata en esto, pero me emociona.
Estoy segura de que, más adelante, llegarán también los comentarios desagradables o malintencionados, o simplemente las críticas negativas. Éstas últimas serán bienvenidas y respondidas. Los anteriores no, ni lo uno ni lo otro. Ya aviso para que luego no haya sorpresas. Ignoraré a la mala gente.
Mis otros amigos, familia, amigos de amigos, familia de familia, familia de amigos y amigos de familia. Son la caña. Son como una red de buenas intenciones. Y, en este momento, los que me hacen ebullir cual cacerola alegre.
¡Pero qué montón de gente guapa!
Y qué lujo estar aquí para disfrutarla, porque lo que suele pasar es que se reúnen cuando uno ya se ha ido al otro barrio, es decir, tarde. ¡Qué lujo!
¡Hola Marisa! Mi comentario va a ser breve pero, muy muy desde el corazón.
Viví la presentación de SEDOM com mucha emoción. ¿Será exagerado decir que como si hubieras sido una de
mis hijas? Quizás, pero sí que disfruté muchísimo.
Aún no lo he leído, pero Luis, que está en ello, me comenta que le gusta. Y no quiero que me diga más, porque
seré yo quien vaya descubriendo línea a línea toda la novela.
Enhorabuena de nuevo, que la disfrutes mucho y que vendas muchos ejemplares. Un abrazo muy fuerte.
Julita
Hola Julita. Muchas gracias por pasarte por aquí. Casi soy una de tus hijas, como las tuyas lo son de mi madre, toda la vida juntas… Así que me encanta que te gustara y que te emocionara la presentación, porque de eso se trataba. Cuando la leas me dices lo que te parece en el apartado de El muro de Sedom. Ojalá te guste y te llegue al corazón, que es de donde ha salido. Un beso muy grande.